18 de diciembre de 2023

Cómo superar la procrastinación y mejorar tu rendimiento

vencer la procrastinación

En el mundo actual, donde abundan las distracciones y las responsabilidades parecen acumularse, la procrastinación se ha convertido en un enemigo común para muchos. Ya sea posponiendo tareas importantes o dejando para mañana lo que podríamos hacer hoy, esta tendencia nos aleja de nuestros objetivos y limita nuestro rendimiento. Sin embargo, superarla y mejorar nuestro rendimiento es posible gracias a los métodos y tácticas adecuadas.

 

¿Qué es la procrastinación?

El término procrastinación proviene del latín, pro, o adelante, y crastinus, posposición, por lo que hace referencia al hábito de dejar para más adelante tareas o trabajos con una cierta prioridad, y realizar en su lugar otras tareas que resulten más livianas o agradables en comparación. Además, normalmente suele estar acompañado de una sensación de malestar o ansiedad por postergar aquello que consideramos importante.

Las razones detrás de la tendencia a procrastinar

La procrastinación puede tener muchas causas, especialmente si una persona lo lleva a cabo de manera constante o repetitiva. Existen, principalmente, una serie de motivos principales:

  • Poca motivación: en ocasiones, la falta de motivación y de interés por la tarea o tareas pendientes puede llevar a desarrollar cierto malestar que provoca que se posponga lo que se debe hacer, algo que no hace más que alimentar el sentimiento negativo inicial.
  • Ansiedad: quizás una de las causas más comunes de la procrastinación, sobre todo en ámbitos académicos y profesionales. Cuanta más ansiedad o preocupación se siente ante un evento o tarea, más se deja para más adelante, de nuevo, aumentando el estado ansioso y entrando en una especie de círculo vicioso.
  • Autoexigencia excesiva: las personas que son demasiado exigentes consigo mismas pueden verse afectadas por la procrastinación al establecer metas poco realistas y que les exigen demasiado mentalmente, agotándose y fatigándose.
  • Mala planificación y falta de atención: una persona que no sabe cómo planificar su tiempo y su trabajo no sabe por dónde ni cuándo empezar. Cuando lo hacen, el tiempo se les puede venir encima y no lograr su objetivo.
  • Sobrecarga: la sobrecarga de tareas y de responsabilidades puede hacer que la mente se bloquee, siendo incapaz de avanzar correctamente y aumentando el estrés y la ansiedad. Con ello, crece el riesgo de procrastinar.

¿Cómo puede afectar negativamente al rendimiento personal?

Aunque pueda parecer que no, la procrastinación puede llegar a tener efectos realmente negativos sobre el rendimiento y la productividad personal, así como en la calidad de vida profesional o académica, repercutiendo en la salud mental.

Quienes posponen sus tareas suelen tener, en general, resultados más bajos. Así, los estudiantes tienen notas más deficientes, y los trabajadores ven la calidad de sus tareas descender. Además, es muy común que la procrastinación vaya acompañada de ansiedad y malestar físico y mental, desembocando en insomnio, trastornos gastrointestinales e incluso efectos sobre el sistema inmunológico, pudiendo empeorar la salud.

 

Estrategias prácticas para vencer la procrastinación

Si sufres de procrastinación o tienes tendencia a ello, lo más probable es que te preocupe y que desees poder afrontar tus tareas sin problema. ¡No te preocupes! Lo cierto es que existen diferentes métodos que pueden ayudarnos a no caer en esta práctica o a salir de ella.

Establecimiento de metas alcanzables

Es decir, de objetivos realistas que puedas ir logrando poco a poco. Lo mejor en este caso es dividir las tareas en partes. Puedes darte un determinado tiempo para cada una de ellas, de manera que lo hagas todo dentro de un período concreto, sin apurones a última hora ni picos de ansiedad. Hay que tener en cuenta que, además, al ir alcanzando las metas, la motivación aumenta y es mucho menos probable caer en la procrastinación.

Técnicas de gestión del tiempo

Otra muy buena idea es poner en práctica técnicas de gestión del tiempo, que disminuyen considerablemente la sensación de estar abrumados por demasiado trabajo y hacen posible una buena organización. Una muy utilizada es la matriz de Eisenhower, que consiste en clasificar las tareas en función de su importancia y urgencia. De esta manera, se pueden identificar aquellas que sean urgentes e importantes, las importantes pero no urgentes, las urgentes pero no importantes, y las no urgentes ni importantes.

Otra técnica popular es la técnica Pomodoro, que propone dividir el tiempo en intervalos de trabajo de 25 minutos, seguidos de un descanso de 5 minutos. Al finalizar cuatro intervalos de trabajo, se realiza un descanso más largo de 15 o 30 minutos, lo que ayuda a mantener la concentración y a evitar la fatiga mental.

 

Cambio de hábitos y enfoque constante en las tareas

Para poder evitar la procrastinación no solo es necesario poner en práctica ciertos hábitos que ayuden a realizar de una manera más fluida y sin interrupciones las tareas pendientes, sino también procurar cambiar de ámbitos. De esta manera, se establecerá una rutina que es más fácil de seguir y más complicado de abandonar.

Para ello, es importante tomar conciencia de cuáles son los malos hábitos que nos llevan a procrastinar, como revisar constantemente el teléfono o perderse en las redes sociales. Una vez identificados, es fundamental comprometerse a cambiarlos y adoptar nuevos hábitos más productivos. Para ayudarte con esto, desde ITC ponemos a tu alcance formaciones como nuestro Curso de productividad personal y profesional.

De igual forma, también es importante recordar la importancia de la autorreflexión y el autocuidado. Esto implica tomarse el tiempo para entender nuestras propias motivaciones y emociones, así como asegurarnos de tener un equilibrio entre el trabajo y el descanso, para cuidar lo máximo posible la salud mental.